La puerta masónica
De acuerdo con lo establecido en el libro Diccionario Akal de la Francmasonería del autor Juan Carlos Daza, esotérica y masónicamente en concepto de puerta hace referencia a “La apertura que comunica a dos mundos (Sagrado – Profano, Luz – Tinieblas, Tesoro – Necesidad, Conocido – desconocido , Etc.).
Simbólicamente indica el pasaje (Valor psicológico del cambio de mundo) y el viaje (Valor dinámico de atravesarlo). Así, las puertas del cielo, las puertas del olimpo, la puerta del templo, etc., son expresiones del acceso a planos o mundos superiores”.
Ahora bien en el libro Los Símbolos masónicos del autor René Labán, el autor nos dice que “El primer símbolo con el que se va a encontrar el profano es el de la puerta, que separa el templo del mundo exterior, o sea lo sagrado de lo profano”.
Así mismo en el citado libro de Los Símbolos masónicos, este también determina que “La llamada puerta estrecha, que es la que se encuentra en occidente del templo y ubicada en cercanías a las dos columnas, la cual ha de ser particularmente baja, por lo que para traspasar el umbral de ella, el profano ha de agacharse, no tanto como signo de humildad, sino para marcar el paso del mundo profano al plano iniciático”.
De todo lo relacionado anteriormente podemos determinar que la puerta masónica es en sí un símbolo masónico, que definitivamente marca el lugar exacto, donde termina lo profano y se inicia lo sagrado.
En algunas logias y talleres masónicos se tiene por tradición la costumbre que cuando por primera vez ingresa el neófito al templo, después de cumplir la prueba iniciática de la tierra, el hermano experto o conductor por estar el profano aún vendado, le indica que para ingresar al templo, que simbólicamente tiene una puerta muy baja como está descrito en el libro de Los Símbolos Masónicos, pero que en la realidad es de una altura normal, debe de hacerlo agachándose un poco, no determinando esto el que deba de mostrarse humilde como ya se dijo, sino como señal de respeto y para enseñarle e indicarle que el paso que está dando de ingresar al templo masónico no es fácil, que está lleno de dificultades, las cuales vivirá y sentirá por el mismo en los viajes y pruebas que debe de realizar, además de que no todo ser humano podrá en su vida dar este paso simbólico de ir de lo profano a lo masónico.
De acuerdo con lo establecido en el libro Enciclopedia del Esoterismo del autor Mario José Vázquez Alonso que, “El concepto de puerta esotéricamente está relacionado con el concepto de umbral, porque umbral en este aspecto se constituye como el símbolo de transición por excelencia, tanto en la tradición oriental como en la esotérica.
Así mismo en algunas antiguas tradiciones se determinaba que los guardianes del umbral eran los seres que guardaban o aseguraban los tesoros del conocimiento y de la sabiduría”.
Personalmente considero que el profano al ingresar a la orden masónica, en realidad debe de traspasar tres puertas masónicas o tres umbrales diferentes, conociéndose que el término de umbral significa parte inferior entre los lados del marco de una puerta, que por lo común es elaborado en piedra y contrapuesto al dintel, que claramente señala la diferencia entre los espacios interiores y exteriores de un recinto o espacio.
La primera puerta a la que yo denomino puerta o el umbral de ingreso, es la real de entrada a la edificación masónica, puerta que traspasa el neófito el día de su iniciación ya vendado y caminando a hacia atrás, siendo simbólicamente su despedida del mundo profano.
La segunda puerta que debe de traspasar el profano a la que yo denomino puerta o umbral del recinto esotérico de trasmutación de vida, que es la que demarca el ingreso al cuarto de reflexiones, lugar hermético donde debe de cumplir el viaje al centro de la tierra y en el cual debe de fallecer para el mundo profano renaciendo a su nueva vida masónica. Esta segunda puerta misteriosa que conocerá físicamente con posterioridad, es la que le permite el ingreso al mundo esotérico y masónico de nuestra orden.
La tercera puerta a traspasar es la puerta o el umbral a la que yo denomino de la consagración y de donde se realiza el simbólico y sagrado trabajo masónico, que es la puerta del templo, siendo la única que siempre estará resguardada en forma especial por dos hermanos masones armados de espada, que son los Guarda Templo Interior y Exterior, quienes solo permiten el tránsito por ese umbral masónico a quienes tengan el derecho y los méritos para hacerlo, lo cual implica que solamente pueden hacerlo los hermanos masones en ejercicio de sus derechos, como los candidatos a iniciarse en la orden, después de haber cumplido la prueba de la tierra.
Esta tercera puerta que es la que permite el aislamiento total y profundo del mundo espiritual masónico del bullicioso e inestable mundo profano, para que así en silencio, armonía y en total fraternidad se desarrollen los trabajos a cubierto tanto en lo correspondiente a las tenidas regulares como a las que corresponden a las ceremonias extraordinarias y solemnes, siendo como ya se dijo que la seguridad de estos, es decir el cubierto, es de la responsabilidad y su vez la misión esencial de los hermanos Guarda Templo.
El simbolismo de la puerta masónica, también tiene como complemento que para abrirlas, las llaves a usar para ello, son las claves o señales que deben de hacerse físicamente para que esta se abra, que son los golpes que se deben dar en ella, iguales a los de las baterías de los diferentes grados, acordes con el grado en que se esté trabajando, porque cada grado esotérica y masónicamente corresponde a un diferente plano o mundo más elevado.
Como conclusión al tema tratado tenemos que realmente la puerta masónica representa el umbral que separa lo profano de lo masónico, o sea de las tinieblas o ignorancia a la luz o sabiduría y el umbral en sí mismo, representa simbólicamente el paso del mundo material profano al espiritual masónico.
H.·. JUAN MANUEL LESMES DUQUE 33°
P.·. V.·. M.·. LOGIA LUMEN No 14
Serenísima Gran Logia Nacional de Colombia Cartagena
Especial para Escuela Masónica Carlos Aranza Castro
Bibliografía
•Daza, Juan Carlos, Diccionario Akal de la Francmasonería, Ediciones Akal, 1997.
•Laban, René, Los Símbolo Masónicos, Ediciones Obelisco, 2006.
•Vázquez Alonso, Mariano José, Enciclopedia del Esoterismo, Ediciones Robinbook, 2001.
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