CREEENCIA EN UN SER SUPERIOR

CREEENCIA EN UN SER SUPERIOR

Uno de los principales Landmarks establece:
Que la creencia en un ser superior “El Gran Arquitecto del Universo” que castigará el vicio y premiará la virtud, es un requisito previo indispensable para ser admitido en la masonería.
La fe en un ser superior es fundamental en el sistema especulativo de la Masonería, al punto que es condición básica en la declaración que presenta todo aspirante a la orden. De manera que, y en contrapartida, ningún ateo puede ser Masón.
En la masonería, GADU es la denominación que se le da al Ser Supremo, expresión de la Verdad, como el constructor del Universo.

Es un principio regulador del ser en su pensamiento y en la inmortalidad del alma, una guía para enrumbar nuestras vidas con fe y optimismo, superando los designios irracionales de la muerte, vista de modo empírico.

Dejaría la Masonería de ser universal en sus finalidades si se mostrara partidaria de algún “fundamentalismo”, o enemiga de alguna religión.

En su seno se admiten a hombres de todas las religiones y se respetan las creencias de cada uno y su forma personal de rendir culto a Dios.

Por lo mismo, están proscritas las discusiones sobre los méritos relativos de tal o cual forma de culto, como no sea para reconocer que todas ellas representen modalidades del sentimiento de veneración del hombre hacia esa Entidad Suprema a quien cada quien llama con distinto nombre.

El GADU es la piedra angular en el ideario de la Masonería, pero si ésta es universal y adogmática, significa entonces que la obligación de la creencia en un Dios, aún cuando se diga que el término GADU es para hacerlo aceptable a todo tipo de creencias, es una doctrina que nunca ha dejado de ser parte esencial del sistema masónico.

El respeto a las opiniones, y a las creencias religiosas, dentro del sistema masónico, es objeto de la más espontánea y efectiva realidad, por lo que respecta a la existencia de un SER SUPREMO, lo que queda demostrado por medio del requisito indispensable y esencial, para que ningún ateo pueda figurar como aspirante a la iniciación; por lo mismo hemos llegado al convencimiento de que sólo las personas que posean alguna convicción sobre la existencia de Dios o que profesen cualquier religión, pueden estar capacitados legalmente para ingresar al seno de nuestra augusta institución; toda vez que la declaración de su fe religiosa, no importa cual sea su origen, es un punto constitucional masónico que se impone a todos los profanos; puesto que con ello se demuestra una palpable manifestación del respeto a la libertad de pensamiento, como uno de los factores indispensables para llegar hasta las puertas del más grandioso templo que se haya levantado a la virtud.

Pero aun cuando no se acepta ni se reconoce la religión masónica, pudiera decirse que se le conceptúa como un conjunto de idealismos y de pensamientos, relacionados con la Moral Espiritual del individuo, por eso vemos, que entre nosotros los Masones, respetamos de una manera consciente, por ejemplo, al cristiano dentro de la Iglesia, al musulmán en su mezquita, al judío dentro de la sinagoga, al hindú en la pagoda, al budista dentro del templo, etc.

Todos creemos en la existencia de una causa, de un factor o de un ser sobrenatural, como autor de todo lo creado dentro del seno de la naturaleza, y eso es motivo por el cual, el masón debe comprender de manera evidente que, como unidad humana que es, forma también parte de esa Gran Obra Universal.

Esencialmente, para la practica del arte real, es necesario reconocer la existencia de un ser superior.

Por el Q:. H:. Mervin Quiñones
Venezuela

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