Si la noche no existiera,
¿cómo podríamos, entonces, apreciar, la luminosidad del día?
“Algunos hombres son como tinta y otros son como papel; y si no fuera por la blancura de unos, muchos seríamos ciegos; y si no fuera por la negrura de otros, muchos seríamos sordos”.
Todo en el universo parece estar dispuesto para el equilibrio cósmico de las fuerzas opuestas; de las ubicaciones bipolares, de los antagonismos ideológicos, políticos, religiosos, morales y actitudinales. Lo extraordinario e interesante de esta realidad física y existencial, es la maravillosa oportunidad que tiene el ser humano de ejercer su libertad volitiva, es decir, de elegir la alternativa, la posición y el curso de la acción que, de acuerdo a su propio juicio, sus principios y sus conocimientos, considera lo más idóneo.
El principio de los opuestos; la opción de elegir por sí mismo, los propios caminos, es la ratificación del respeto y la vigencia que los auténticos masones concedemos a la libertad.
Q.. Q.. H.. H.. Asumamos nuestra responsabilidad de hombres de bien, conscientes de que lo acertado y justo de nuestras decisiones serán el resultado lógico de un análisis y de una valoración preliminares hechos con inteligencia, con valor, con prudencia y con filantropía.
Si... “no somos responsables de los pensamientos que cruzan por nuestra mente, al menos sí lo somos de aquellos que convertimos en acciones”, tengamos, entonces, nobles pensamientos, para que ennoblezcamos nuestras acciones.
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