El Cuerpo Humano un Templo Masónico Divino


Una de las cosas que se nos enseñan en las Escuelas del Filósofo esotérico Gurdjieff es el de hacer contacto con nuestro cuerpo físico, una forma de sentir el cuerpo , una forma de hacer contacto con nuestro cuerpo , seguro esta idea de hacer contacto con nuestro cuerpo en las enseñanzas masónicas están por ahí , pero no de forma muy remarcada. 
Muchas religiones desdeñan al cuerpo físico, lo ven como un algo negativo o cargado de una materialidad que se contrapone al sutil espíritu; Gurdjieff no se inventó eso del hacer contacto son nuestro cuerpo físico, sino que él lo tomó de escuelas iniciáticas de Rusia , Turquía , Irak y Armenia, más concretamente del Sufismo Islámico , esa rama del Islam que se parece mucho a la Masonería , y que forma parte del cuerpo esotérico de esa religión musulmana , una enseñanza que apunta a hacer más consiente nuestro cuerpo físico. 
En el Esoterismo Cristiano también existe esa idea de que el cuerpo es el modo de hacer contacto con el espíritu.
Recordemos en Libro de la Ley , la Santa biblia donde nos dice:
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí -Juan 14:6
Es claro que Jesús el cristo era un individuo de carne y huesos, aquí el Padre seria ese mundo espiritual , al que intentamos acceder para arribar a un nivel superior de consciencia.
Por alguna razón , Cristo un Judío de hace más de 2000 años adoptó el llamarle Padre (Abba) a ese nivel superior de consciencia, los masones llamamos a ese estado superior de Consciencia Objetiva “El Gran Arquitecto del Universo” , otras escuelas iniciáticas lo llamaran : El Logos , Dios, El Cósmico, el Nous , el Tao etc .
Si somos conscientes de nuestro cuerpo, parece más fácil admitir que el cuerpo también se comprende a través de todo un conjunto de representaciones en Masonería , de hecho el templo masónico representa un cuerpo Humano , lo mismo que representa al Cosmos . 
De hecho, organizamos nuestra vida en torno a una determinada concepción del mundo (a través de nuestro cuerpo físico ), en torno a una determinada concepción del cuerpo físico es que todo se amolda al cuerpo a nuestro alrededor. 
Si como Masones concibiéramos el cuerpo como el lugar íntimo de una “mutación ontológica del régimen existencial” (el cuerpo es donde se opera la transmutación iniciática ), con Descartes, quien define el cuerpo como una máquina. 
Debemos admitir que nuestro tiempo hereda una concepción tan mecanicista del cuerpo donde toda la vitalidad de este último parece haberse centrado. 
Asimismo, por paradójica que sea, esta concepción mecanicista del cuerpo parece ser el resultado de una concepción trascendente del alma desde la antigua Grecia donde el cuerpo aparece como el elemento inferior constitutivo del hombre.
En el Libro de la Ley , la Santa Biblia se nos dice:
¿Acaso no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en vosotros y que habéis recibido de parte de Dios?
1 CORINTIOS 6:19
Cuando entendemos en profundo significado del Espíritu Santo en la Cábala Judía , entendemos que es la shejiná .
En el Nuevo testamento, la shejiná se relaciona a la presencia del Espíritu Santo en el creyente, constituyendo un paralelo a la presencia de Dios.
Desde cierta tradición platónica, asociamos fácilmente el cuerpo con una carga, una tumba, un simple receptáculo del espíritu, un cuerpo del que nos gustaría deshacernos. 
"Algunos dicen que el cuerpo es la tumba ( sèma ) del alma, porque allí está enterrado durante esta vida". 
Ciertamente, Platón no desarrolla en su filosofía "un odio al cuerpo", pero abre el camino de alguna manera. 
Platón centra esencialmente su pensamiento en una separación de cuerpo y alma, de lo sensible y lo inteligible. 
El cuerpo se va entendiendo poco a poco como el lugar íntimo de la enfermedad, el sufrimiento, la vejez y la muerte. 
Y el alma parece ser la única fuente de plenitud. 
Al menos esto es lo que nos dice cierto tipo de filosofía que afirma una clara oposición entre cuerpo y mente, cuerpo y alma, cuerpo y razón, cuerpo y conciencia, y que en cambio ha logrado prevalecer en la mayoría de las ideologías, Platón hasta nuestros días. 
Aquí hay todo un debate filosófico muy interesante que deliberadamente decidimos evitar para no caer en una confusión total.
Hay muchas teorías filosóficas o religiosas que intentan definir el alma, demostrar su carácter divino o inmortal. 
La concepción del alma en Platón, por ejemplo, es radicalmente diferente de la Cristo. 
Asimismo, ciertas concepciones filosóficas del alma pueden ser a veces tan amplias que no siempre es fácil distinguir entre alma y espíritu. 
Por ejemplo, Platón integra el espíritu, es decir, el conjunto de las facultades intelectuales del hombre (actividad mental), en su concepción del alma. 
En efecto, Platón admite un tripartismo del alma: el Epithumia (ɛπιθυμiα), es decir los deseos inferiores como el hambre o la sed, el Thumos (θυμoς) que define lo emocional, y finalmente el Logistikon(λογιστικoν) que se traduce como "razonable". 
Epicuro, por su parte, adopta una concepción material y ya no trascendente del alma. 
Este último es fatal al igual que el cuerpo. 
La muerte del alma es una explosión de átomos en el cuerpo. Epicuro rechaza la idea de un carácter divino del alma. 
Para Freud, el alma designa el aparato psíquico o mental y ya no tiene nada que ver con una concepción religiosa.
Lo que debe enfatizarse aquí es la extrema diversidad de concepciones del alma, cuerpo o espíritu. 
Hay que admitir que es muy difícil navegar entre tantas teorías filosóficas o religiosas, aparte de las ideas académicas y conciliarlas con el ideal Masónico. 
Sin embargo, podemos notar un hecho recurrente desde Platón que es la voluntad constante de separar lo material (cuerpo) y lo inmaterial (espíritu, alma, logos), y extraer de él una jerarquía donde el cuerpo se entiende como el elemento inferior constituyente. hombre. 
Al menos, esto es lo que se desprende de las concepciones filosóficas que han prevalecido hasta ahora en el mundo occidental.
Sin embargo, es necesario citar a ciertos pensadores al margen de las corrientes dominantes que tenían la íntima convicción de que el cuerpo no podía reducirse de esta manera y que, por el contrario, era fuente de alegría y poder de vida.
Spinoza y Nietzsche contribuyeron así a una filosofía que revela el cuerpo como ser capaz de ser, es decir, la instancia existencial que permite al hombre construir el mundo, habitarlo y convertirse en lo que ella es.
En Nietzsche, el hombre es un cuerpo y el alma es lo que pertenece al cuerpo. 
Hay más razón en el cuerpo que en la razón misma. 
Para Nietzsche, despreciar el cuerpo equivale a denigrar la vida misma. 
El alma es en sí misma una invención conceptual destinada a la ruina del cuerpo. 
Dondequiera que haya reinado la doctrina de la espiritualidad puro, sus desbordes destruyeron la fuerza nerviosa: enseñó a despreciar el cuerpo, a descuidarlo o atormentarlo, y a atormentar y menospreciar al hombre mismo por todos sus instintos-
Nuestro propósito como masones no es negar o despreciar el logos filosófico, sino rehabilitar el cuerpo físico a su verdadero gran valor. 
"El cuerpo tiene sus razones y secretos que la razón, la ciencia, y la religión ignoran", se podría decir: No podemos conformarnos con colocar a la razón , a la ciencia , y a la religión como las únicas autoridades legítimas y absolutas capaz de dirigir, gobernar o educar a los hombres.
Ayer recordaba cuando estaba en Secundaria, una Escuela en el centro de Monterrey , justo en Avenida Juárez y M.M. del Llano, que el profesor de Civismo nos preguntó ¿de Quién es nuestro cuerpo? 
Una jovencita estudiante contestó , mi cuerpo de Dios, así me dijeron en mi familia, otro jovencito estudiante contestó: el cuerpo es mío, el profesor de civismo dijo nuestro cuerpo físico es propiedad del Estado, es patrimonio de la Nación Mexicana, claro que esto es un vericueto filosófico , de saber de quién es nuestro cuerpo físico , ya que según Gurdjieff , al hacernos conscientes de nuestro cuerpo físico es cuando nos hacemos dueños de nosotros mismos, sin esto somos simples marionetas a capricho de mil cosas.
Incluso si el racionalismo cartesiano ha demostrado la fuerza obvia de la razón humana, especialmente en lo que respecta al progreso técnico y social. 
Hoy debemos reconocer que el mito progresista defendido por la filosofía de la Ilustración ha tenido su día, pero ya no satisface las necesidades de los seres humanos de hoy.
Están fallando las ideas propias como: “el individualismo capitalista , o el colectivismo socialista , izquierdas o derechas, o la razón instrumental filosófica , la óptica religiosa, la omnipotencia de la técnica y del "todo económico" ya ninguna de ellas despiertan la adhesión de antaño, ya no funcionan como mitos fundadores base o como meta a alcanzar, incluso la mentalidad masónica ya parece limitada para resolver las problemáticas actuales, lo especial de la Masonería , es que no nos encasillamos en ideas ni religiosas , ni políticas , ni científicas, siempre buscamos más , algo más allá”.
El cuerpo Humano es lo único que ha sido constante a través de nuestra historia como humanidad, todo lo demás ha sido pasajero, tenemos las mismas necesidades de salud, comida , cobijo y asociación con otros seres semejantes a nosotros para hacer familia o nación .
Al seguir adoptando esta posición hegemónica, un proyecto masónico estilo Prometeo solo refuerza el poder subterráneo de las otras instancias existenciales que son el cuerpo, lo lúdico, lo imaginario o lo emocional, lo intelectual y la búsqueda de la felicidad . 
No podemos estar satisfechos con una concepción del mundo que reduce al hombre a un simple animal racional. 
Más bien, el hombre es un animal complejo compuesto por una pluralidad de instancias existenciales. 
El cuerpo forma parte de él, al igual que la imaginación. Debemos entonces cuestionar la relación que el cuerpo mantiene con el enfoque masónico, y así mostrar que la concepción masónica del cuerpo es más cercana a la de los hombres simples que habitan las selvas mexicanas que a la seres humanos resultante de la Ilustración.
El Cuerpo Humano es sabio , tienen muchas claves ocultas que podrían ayudarnos, hagamos contacto con nuestro Cuerpo Físico.
Hablando del Cuerpo Humano y del estado interior del hombre mecánico conduciéndolo al estado Consciente, Gurdjieff hizo muchas analogías.
En alguna ocasión comparó al cuerpo humano y al estado interior de un hombre con un Carruaje (centro físico), el Caballo (centro emocional) y el Cochero (centro intelectual), y subrayó la importancia de pensar en el significado de esas tres cosas distintas en el Hombre. 
Lo importante en esta analogía es que esas tres cosas distintas no están en relaciones correctas unas con otras. 
El Cochero no está en la caja; el Caballo no está alimentado en debida forma, sus arneses no están bien enganchados al Carruaje; y el Carruaje mismo está en malas condiciones. 
"¿Cuál, preguntó una vez G. es la razón de todo esto? 
La razón es que el Cochero está sentado en una taberna gastando su dinero en bebidas y no da alimento a su Caballo ni presta el debido cuidado al Carruaje. 
Con el fin de cambiar este orden de cosas, dijo Gurdjieff, es necesario que el Cochero reciba un choque que lo despierte."  
Ahora bien, la interpretación de esta analogía o parábola puede ser encarada desde diferentes lados. 
Tomaremos el ángulo desde el punto que el Cochero, después de haberse dado cuenta de su estado, tendrá que trepar eventualmente a la caja del Carruaje, esto es, debe elevarse en su nivel para llegar a un lugar de control. 
Pero es preciso comprender primero que es posible encarar el despertar del Cochero en muchas etapas. 
Hay que sacudirlo para que despierte de su borrachera, y luego debe levantarse y salir de la esfera de la taberna, y después observar el Caballo, y luego el Carruaje, y así sucesivamente. 
Después de ocuparse del Caballo y el Carruaje debe trepar a la caja y finalmente asir las riendas y conducir el Carruaje de la mejor manera que pueda. ____
La parábola prosigue diciendo que si realiza todas estas cosas un cuarto factor quizás aparezca en escena, es decir, el Amo tal vez se halle sentado en el Carruaje y dando órdenes al Cochero indicándole a dónde debe ir. Pero, se agrega, el Amo nunca podrá sentarse en el Carruaje a menos que el Cochero esté en la caja y se haya apoderado de las riendas y haya hecho lo posible tanto para el Caballo como para el Carruaje. 
Esta parábola trata en realidad de todo el objeto del Trabajo. 
El objeto que se propone el Trabajo es el de alcanzar el "Yo" Real en uno mismo, a través de la larga senda interior que pasa por uno mismo, a través del Recuerdo de Sí y el trabajo sobre sí. 
El "Yo" real es el verdadero Amo en la parábola. Nos enseñan que tal como somos no tenemos "Yo" real ni tenemos estabilidad interior y nunca conocemos lo que en realidad debemos hacer. 
En nuestro estado presente, primero un "Yo" se hace cargo de nosotros y luego otro "Yo". 
Nuestro estado es comparable al que está representado en la parábola de la Torre de Babel. 
Según esa parábola, aparentemente hemos gozado en otro tiempo de unidad interior pero algo falló y la multiplicidad apareció, a saber, en lugar de ser uno llegamos a ser muchos. 
En general, nuestro Ser es definido en el Trabajo por la multiplicidad para distinguirlo del Ser de un Hombre Consciente. 
Somos una multitud de diferentes "Yoes" que tiran de diferentes direcciones, todos con su propia voluntad de sí, y lo que llamamos grandiosamente nuestra voluntad no es sino la resultante de todas esas diferentes voluntades. 
Así nuestra tarea es la de lograr la unidad, y ni un solo "Yo" que conocemos o podemos observar al presente tiene la suficiente fuerza para darnos esta unidad y ordenar y subordinar todos los demás "Yoes" en un todo. 
Sin embargo, podemos formar sustitutos para el "Yo" Real que, empezando con el "Yo" Observante, son llamados en una secuencia ascendente de importancia y poder. 
El alcanzar el "Yo" Real es el logro principal de todas las metas. 
Vemos en la parábola del Caballo, el Carruaje y el Cochero que no hay probabilidad alguna de alcanzar el nivel donde existe el Amo o "Yo" Real o de oír su voz y recibir las instrucciones referentes a lo que debemos hacer con nuestra vida a no ser que despierte primero de su sueño, del sopor en el que todos estamos sumergidos, que está representado por el Cochero sentado en la taberna sumido en el sueño de su borrachera. La primera tarea es pues, la de despertar al Cochero porque a menos que esto tenga lugar nadie se ocupará del caballo, ni tampoco del Carruaje. 
Se puede decir que el Carruaje representa el cuerpo y la gente piensa que basta empezar con el cuerpo pero no es así, en efecto, puede sumir al Cochero en un sueño más profundo.
Cuál es el método empleado por el Trabajo para despertar al Cochero y la naturaleza del choque que se debe dar? si el Cochero se da cuenta que está dormido suele ser suficiente para que despierte. 
¿Con qué se ha emborrachado? Una de las cosas es la imaginación. 
Estamos ebrios de imaginación. Como es sabido, el Trabajo se refiere al "Yo" Imaginario. 
El Hombre cree poseer un "Yo" Real tal como es, del mismo modo que imagina ser plenamente consciente. 
Cree ser un individuo verdadero, que no experimenta cambio alguno, que es permanente, dotado de plena voluntad y plena conciencia. No tiene "Yo" Real sino que es su imaginación la que crea el "Yo" Imaginario en él. 
Se oculta a sí mismo su extremada debilidad interior por medio de la imaginación. 
Ahora bien, si un hombre se da cuenta que no tiene "Yo" Real, ni Voluntad Real, que todo cuanto ha sentido y pensado a este respecto sobre sí mismo es simplemente llamado "Yo" Imaginario, entonces puede despertar de su ebriedad en la taberna donde gasta su dinero en imaginaciones. 
Este es un aspecto de la posición del Hombre desde el punto de vista esotérico. 
Tengamos presente que el problema del esoterismo es siempre el mismo, a saber, cómo despertar al Hombre de su estado de sueño y hacer que se dé cuenta que está dormido. 
La enseñanza esotérica no sólo considera al Hombre como un ser aún no consciente, sino como un ser que se ha embriagado con su imaginación y derrocha su fuerza en la falsedad y la violencia. 
Se ve entonces la necesidad de iniciar esta enseñanza con la observación de nuestro sueño. 
Todas las formas de enseñanza son completamente inútiles a menos que el Cochero despierte. 
Es fácil ver la razón de este orden de cosas. 
La enseñanza impartida a un hombre que está bebiendo en una taberna sólo será recibida por su imaginación y aumentará su estado de sueño. 
Si se le dice que es un ángel lo creerá y beberá más que nunca. Por cierto esto aumentará su estado de sueño, su estado de imaginación. 
En el Trabajo no nos dan nada que pueda alimentar lo que imaginamos acerca de nosotros mismos, sino todo lo contrario. Gurdjieff nos dice que somos máquinas que carecen de "Yo" Real, que no somos sino retratos de nosotros mismos, que lo que llamamos "Yo" es sólo imaginación, que carecemos de Voluntad Real, que somos una masa de contradicciones que nada advierte debido a la enorme cantidad de topes y las diferentes formas de almohadillas que tenemos, que aun no somos conscientes, etc.
No es agradable el que nos digan que somos mecánicos, tan sólo máquinas, y que nada hacemos conscientemente. 
Pero esta clase de enseñanza no tiende a prolongar nuestro sueño en la taberna si la valoramos y la aplicamos a nosotros mismos. 
Cuando nos damos cuenta, aun en pequeñísimo grado, que somos mecánicos, y que esa máquina, sobre la que se cierne el "Yo" Imaginario, lo hace todo, experimentamos un choque. 
Ese choque tal vez no sea otra cosa al comienzo que un sentimiento de inquietud por no ser lo que hasta ahora suponíamos ser. 
Con todo, aun ese sentimiento es el comienzo del despertar y se acrecentará si lo nutrimos porque es la verdad. 
Todo despertar tiene un sabor amargo, como retornar a la escuela. 
Ahora bien, cuando un hombre despierta del sueño empieza hasta cierto punto a recordarse a sí mismo, no a su "Yo" Imaginario, sino algo más profundo, que eventualmente llevará al "Yo" Real, que es nuestra verdad. 
Empero el poder de la imaginación es tan grande que las gentes no desean despertar y experimentar siquiera momentáneamente el áspero sabor que acompaña a los momentos de mayor conciencia. 
Tratan de ahogarlo, aun cuando su sufrimiento y desdicha en las cuestiones de la vida ordinaria sean muy grandes.
Se ven personas tan fastidiadas por una cosa u otra, de las cuales podrían escapar si despertaran, que prefieren deliberadamente su fastidio antes que enfrentarse con el despertar y levantarse y salir de la taberna y ocupar el fugar que le corresponde en la caja de su propio carruaje. 
Tal como somos, no tenemos nada que sacrificar, nada que merece ser sacrificado, salvo nuestros estados negativos, nuestro sufrimiento negativo, nuestras depresiones y jeremiadas. 
Sólo podemos sacrificar lo que amamos. 
Los retratos que nos forjamos de nosotros mismos hacen que nos atribuyamos muchas cosas que no existen, salvo en nuestra imaginación. No se puede sacrificar algo que existe tan sólo en la imaginación. 
Pero amamos tanto nuestro sufrimiento, nuestra tristeza y desengaños, nuestros estados negativos, que aquí tenemos algo que sacrificar para que la orientación de nuestro amor pueda cambiar. 
Todos hemos visto alguna vez cómo las personas se emborrachan con su propio sufrimiento y no pueden prestar atención al de otra persona y siempre se demoran en su sufrimiento, ya sea franca o secretamente, compadeciéndose a sí mismas. 
Este demorarse en el sufrimiento es una forma de ebriedad imaginativa. Es una forma fascinante de ebriedad que impulsa al Cochero a gastar mucho dinero. ¿Acaso no conocen su típica canción de desdicha para tabernas? Para despertar, el Cochero debe empezar a pensar. Las ideas del Trabajo nos llegan primero desde larga distancia. Oímos una voz que nos dice cosas una y otra vez. No prestamos mucha atención a lo que nos dice. Estamos soñando con otras cosas o esperando que nuestros pequeños acumuladores se llenen otra vez, para correr de un lado para otro como lo hacíamos antes. 
Al cabo de un tiempo algo cae en el oído del dormido Cochero. 
Oye algo y se mueve y quizá levante la mirada un instante. 
"Sí", piensa, "es muy cierto". Ha empezado a pensar. 
Si las cosas andan bien su oído mejora y en lugar de pasarse el tiempo bebiendo, a veces piensa y otras sigue bebiendo. Está aún en la taberna. 
Su Caballo todavía pasa hambre. 
Los arneses están en pedazos y el Carruaje necesita ser reparado y pintado. 
Pero aún no tiene conciencia de todo ello.
Su pensamiento no es lo bastante fuerte para llegar a ser emocional y ponerlo de pie y hacer que vaya hasta la puerta y discierna su estado interior. Para conducir el Carruaje, el Cochero debe ascender a un nivel más alto que el suelo. Pero antes que esto suceda debe decir: "Voy a conducir"
Esta es una decisión y es seguida por el tener que subir. 
Ahora bien, ocurre aquí algo muy extraño, porque en realidad tiene que bajar. No puede conducir desde el "Yo" Imaginario, desde la Falsa Personalidad, desde cualquier cosa en él que cree poder hacer. 
Nunca será capaz de conducir desde el orgullo o la vanidad, sino desde lo que a este respecto es más bajo en él, desde lo que es más sencillo, genuino y sincero. Por eso para subir es preciso que baje. 
Cuando dice: "Conduciré", si cree que puede hacerlo él mismo y para sí mismo, romperá las riendas, destrozará las ruedas y caerá. 
Esta decisión "Conduciré" debe ser dicha con una delicadeza de comprensión que implica la existencia de que es necesaria otra cosa. Porque ¿a dónde ha de conducir? tendrán que decírselo y luego obedecerá, y así no es el Cochero en el imperioso sentido del hombre que imagina que puede hacer y meramente hace lo que le da la gana. Hacer en el sentido de Trabajo significa en última instancia, obedecer al Amo que puede aparecer de súbito en el Carruaje. 
Para que todo esto ocurra, otras etapas y otras experiencias son necesarias internamente. Su atención será atraída por ciertos lados de sí mismo. En esta comunión interna con uno mismo que proviene de la creciente necesidad del Trabajo y el creciente conocimiento nuevo de uno mismo logrado con la observación de sí, percibirá que ha de elevarse antes de poder conducir, es decir, alcanzar otro nivel, de otro modo está destinado a un continuo fracaso y probablemente renunciará al intento de hacer algo consigo mismo en el camino que lleva a la transformación de sí. 
En otras palabras, tiene que elevarse al nivel del Recuerdo de Sí porque nadie puede conducir su Caballo y Carruaje a no ser que tenga algo de la intensidad de Conciencia y Percepción de Sí que pertenecen al Tercer Estado de Conciencia al que apunta el Trabajo. 
¿Cuál es la cosa más importante que debemos practicar? tornarnos más conscientes y, de hecho, llegar al nivel de Recuerdo de Sí, de Percepción de Sí y de Conciencia de Sí. 
Algunas personas, no comprendiendo el Trabajo, aunque están en contacto con él, ven que la vida tal como es hoy es una tragedia, una completa confusión. 
Y al llegar a ese punto se vuelven a veces negativas, sin comprender que esto es exactamente lo que el Trabajo enseña sobre la vida. Se quedan clavados, no viendo el Trabajo, sino tan sólo el caos de la vida. 
El Trabajo enseña que un hombre debe ver todo lo que sucede en la vida y darse cuenta que esto es así porque el Hombre no es propiamente consciente. 
El Trabajo subraya constantemente que la vida es mecánica y que ello se debe a que el Hombre al estar dormido, no es propiamente consciente. 
Sí, pero el Trabajo agrega que la práctica de esta enseñanza hace que un individuo sea más consciente cuando la ha comprendido y le da instrucciones conducentes a llegar a ser más consciente y así alcanzar otro nivel de sí mismo. 
Cuando un hombre se observa sinceramente a sí mismo durante un largo período se sobrecoge y a través de ese sobrecogimiento llega a una mayor conciencia de sí. 
Sí lo realiza con una continua renovación del significado de las ideas enseñadas en el Trabajo llegará a ser aún más consciente por más que le sea doloroso, y alcanzará un nivel en sí mismo desde el cual podrá dominar correctamente los lugares negativos en él mismo, los pequeños "Yoes" en las partes mecánicas de los centros que hasta ahora lo habían controlado. 
El objeto del Trabajo es este elevarse en uno mismo desde la muerte mecánica, a la que se tomó equivocadamente por la vida. 
Hablando en términos corrientes, vivimos en un nivel bajo de nosotros mismos. 
Por ejemplo, vivimos demasiado en los pequeños y desagradables "Yoes", en las pesadas partes mecánicas de los centros, en sueños, y así contribuimos también al sueño general de la humanidad, ayudamos a mantener al mundo dormido. 
Lo que se refiere en la parábola del Cochero, dormido en la taberna en sueños e ilusiones acerca de sí mismo, es exactamente este despertar del sueño de la humanidad Vista Previa que nosotros compartimos. 
Para que un hombre despierte es preciso que deje de tener ilusiones y una falsa imaginación, y aquí viene el agudo trabajo realizado por la observación de sí que separa al hombre de sí mismo y le posibilita abandonar la taberna. 
Es preciso comprender que esta no es una etapa exactamente delimitada, sino un proceso gradual de prueba y exploración. 
Todo se hace ordenadamente mediante la Ley de Siete. 
Es preciso defender el propio propósito infundiéndole fuerza; es precisa una continua re-visita, re- estimulación de uno mismo.


Alcoseri

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